CITA

"La misma esperanza deja de ser felicidad cuando va acompañada de la impaciencia" Jhon Ruskin

miércoles, 26 de septiembre de 2012

NO ERA UNA BÚSQUEDA, ERA UNA CACERÍA

Hoy os quiero hacer una recomendación de un libro (para los aficionados a la lectura) que no tiene nada que ver con el tema de la adopción ni nada parecido. La razón por la que lo escribo aquí es porque como si el destino lo hubiese querido, he llegado a un capítulo con el título de esta entrada y en éste había alguna parte del relato que me ha hecho recordar tiempos pasados (por suerte) que no se ciñen a nuestra realidad pero con la que creo que más de uno y más de dos se pueden sentir identificados. 

"Primero lo probamos de la manera tradicional, pero ella no se quedaba embarazada. De todos modos, seguimos intentándolo durante un par de años, pero no lográbamos nada.
Y, poco a poco, fue pasando de ser algo extraño a algo traumático. Según fueron transcurriendo los meses, hacer sexo fue cada vez más un deber que debía fructificar en un bebé.
Comenzamos a hacernos pruebas, a cambiar horarios y finalmente decidimos saber quién tenía el problema.
El problema... El problema parecía tan sencillo de solucionar... Había hasta parejas que te comentaban que no habían buscado ni el niño...
Mientras, nosotros ya no sabíamos dónde podía estar el nuestro, porque  aquello ya no era una búsqueda sino una cacería. [...]

Probamos todos los métodos posibles. Rompimos todas las estadísticas. Cada vez nos quedaban menos oportunidades, menos tratamientos. Pasamos de los más sencillos a los más complejos. De hacer sexo tradicional a entregar mi aportación y la suya para que, en un laboratorio, los espermatozoides y los óvulos se amaran. Ellos sin nosotros, pero ni así. [...]

Incluso los que consiguen un niño con estos métodos jamás explican el vía crucis que han pasado. Por todo ello nos sentíamos rara avis, una pareja que luchaba contra molinos que sólo ellos veían."

Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor y en este caso mucho más sin duda.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Relato de Etiopia - Utopia

Hoy quiero compartir con todos vosotros un pequeño texto que ha publicado la Fundación Etiopia-Utopia en su muro de Facebook.

"Cuenta de un anciano que, en su lecho de muerte, llamo a sus tres hijos y les dijo: no puedo dividir en tres los que poseo.
Eso dejaría muy pocos bienes a cada uno de vosotros. He decidido dar todo lo que tengo, como herencia, al que se muestre más hábil, más inteligente, más astuto, más sagaz. Dicho de otra forma, a mi mejor hijo. H

e dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de vosotros. Tomadla. El que compre con esa moneda algo con lo que llenar la casa se quedara con todo. Ellos partieron en busca de esa encomienda.

El primer hijo compró paja, pero solo consiguió llenar la casa hasta la mitad. El segundo hijo compró sacos de pluma, pero no consiguió llenar la casa mucho más que el anterior. El tercer hijo -que consiguió la herencia- solo compro un pequeño objeto. Era una vela. Espero hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz”.