Jueves, 28 de junio, 13:00 horas aproximadamente, me encuentro en casa de mis cuñados dándole el puré a mi sobrino Beñat, mi primera vez, una experiencia muy agradable. La experiencia del biberón y el cambio de pañales ya las habíamos probado previamente y muy placenteras también las dos. Después de estar toda la mañana juntos paseando y aprovechando el buen tiempo, recibo una llamada de Cris. Pienso que no es el mejor momento para que llame ya que estamos en plena faena con el puré y hay que poner los 5 sentidos pero así y todo, intento hacer dos cosas a la vez (soy hombre) y respondo a la llamada.
Me dice que le han llamado de la Ecai para informarle que tenemos que mandar de nuevo la copia de los pasaportes porque los han perdido pero no me lo creo porque su tono de voz le delata, esta vez no me suena a una mala noticia. Entonces es cuando me dice que hay que realizar el segundo ingreso ya que nuestros papeles están ya preparados para enviarlos a Etiopia, subidón sin duda alguna. Es mucho aún el tiempo que nos toca esperar pero cada día que pasa, es un día menos y esta llamada nos llena de esperanza.
Terminamos de charlar por teléfono y seguimos Beñat y yo con nuestra tarea, pero ahora es un poco más complicado llevarla a cabo porque se me nubla la vista debido a las lágrimas de alegría que me caen por la cara. Ya me imagino a Beñat jugando con su prim@ negrit@ y es inevitable tener el corazón en un puño sabiendo que ya estás un poquito más cerca y sabiendo que Etiopia nos espera.